En el primer trimestre de 2025, las importaciones alcanzaron el 32% del Producto Bruto Interno (PBI) argentino. Es el nivel más alto en más de 135 años, según datos del portal Argendata, perteneciente a la fundación Fundar.

Este fenómeno supera registros históricos como los de 1913 (28%) y 1929 (22%), y solo es inferior al récord absoluto de 1889-1890, cuando rozó el 50% del PBI.

El crecimiento de las importaciones refleja un cambio estructural en la economía nacional, impulsado por tres factores centrales.

Las claves detrás del boom importador

1. Apertura comercial:
La eliminación de barreras arancelarias y la simplificación de trámites aduaneros facilitaron el ingreso de productos extranjeros.
La eliminación del impuesto PAIS y medidas impulsadas por el ministro Luis Caputo, como la liberación de autopartes, potenciaron especialmente al sector automotriz, donde dos tercios de los autos patentados en mayo fueron importados.

2. Dólar barato:
La apreciación del peso y un tipo de cambio favorable abarataron el costo de los bienes importados.
Rubro por rubro, las importaciones crecieron de manera interanual: electrodomésticos (+198,6%), vehículos (+101,6%), alimentos y bebidas (+86,7%) y calzado y textiles (+75,3%).

El turismo emisivo, contabilizado como importación de servicios, también batió récords por el menor costo de viajar al exterior.

3. Reactivación económica:
La recuperación iniciada en el segundo semestre de 2024 elevó la demanda de insumos, repuestos y bienes de consumo.
El PBI creció 3,9% en el último trimestre de 2024 y se proyecta un avance del 5,5% para 2025, según BBVA Research. Este crecimiento empuja la necesidad de importar para abastecer tanto al aparato productivo como al consumo.

El contexto macroeconómico

La administración de Javier Milei logró consolidar un escenario de estabilización macroeconómica.

En 2024 se alcanzó el superávit fiscal, la inflación bajó del 25,5% mensual en diciembre de 2023 al 2,4% en febrero de 2025, y el riesgo país cayó de 2.500 a cerca de 700 puntos básicos.

Estas mejoras fortalecieron el comercio exterior, pero también generaron un escenario ambivalente para las pymes locales.

Las pymes frente a la apertura

Si bien el consumidor accede a productos más baratos, el panorama es más complejo para las pequeñas y medianas empresas.

Según la Unión Industrial Argentina (UIA), el 11,4% de las empresas exportadoras dejaron de exportar en la primera mitad de 2025, afectadas por la pérdida de competitividad.

A nivel interno, el 41,3% de las pymes registró caídas en las ventas debido a la competencia de productos importados.

Daniel Rosato, presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), advirtió: ”Estamos importando mano de obra y generando desocupados en el país”.

Los sectores más golpeados son el textil, calzado y metalurgia, expuestos a una competencia desleal difícil de enfrentar.

A esto se suman problemas estructurales como altos costos energéticos, presión impositiva y costos financieros elevados.

Perspectivas: oportunidades y desafíos

Mientras algunos sectores, como el automotriz, muestran crecimiento en las ventas de 0 km (+59,1% interanual en mayo), las terminales locales pierden participación.

Eventos como la Expo Industrias y Servicios 2025, prevista para agosto, buscan abrir alternativas de integración para las pymes. La clave está en articularlas con grandes empresas como YPF o socios del Mercosur, apuntando a la reconversión productiva.

Rosato subraya la necesidad de que las grandes compañías comuniquen sus demandas para que las pymes puedan adaptarse y participar en cadenas estratégicas como la energía.

¿Qué reclaman las pymes?

Los industriales piden avanzar en una política industrial activa que contemple:

• Reducción de la presión fiscal.
• Disminución de costos laborales no salariales (como ART).
• Financiamiento accesible para exportar.

Sin estos cambios, alertan que podría crecer el cierre de empresas y el desempleo, especialmente en sectores intensivos en mano de obra.

Un nuevo escenario económico

El récord de importaciones marca un cambio estructural en la economía argentina.

La apertura comercial, el dólar competitivo y la reactivación empujan el crecimiento. Pero al mismo tiempo exponen la necesidad de reformular estrategias para las pymes, que deberán adaptarse para sobrevivir y crecer en un escenario cada vez más globalizado.

El desafío central será encontrar el equilibrio: sostener la apertura sin desproteger el empleo local y la industria nacional.