Sergio Rosso tiene 53 años y es metalúrgico. Los últimos siete años se los pasó fabricando la maquinaria con la que pretende revolucionar no solo la forma en que se elaboran tutucas, sino también al producto en sí.
Oriundo de Arroyo Cabral y radicado en Villa María hace años, decidió repensar el proceso productivo tras haber participado en la puesta en marcha de plantas de producción.
“Entendí que le faltaba algo, empecé a mirarlo detenidamente. La tutuca hace setenta años que existe y como que nunca se subió un escaloncito, es siempre igual”, reflexionó.
Sergio también se dedica a la construcción de maquinaria para diversas industrias y al montaje de plantas fabriles. Con ese conocimiento, decidió poner manos a la obra con su idea.
No solamente plantea que la tutuca se puede elaborar de otra forma, sino que el producto pueda ser fortificado y saborizado. Ya ha hecho pruebas al respecto “y queda espectacular”.
Manos a la obra
Hace setenta años que la tutuca se obtiene de la explosión del maíz dentro de un cañón, y se la endulza con almíbar. Se hace a montones, se la junta a pala y de manera rudimentaria.
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Lo que Sergio pensó, diseñó y creó es una planta para que el proceso sea continuo y lineal, y de forma más limpia, higiénica, prolija y rápida. Y, además, para que permita agregar sabores y vitaminas.
De esta forma, lo que ideó aplica innovación no solo en el modo de obtenerlas, sino en el producto final también.
Siete años estuvo creando las máquinas. “Me llevó ese tiempo por mi condición económica, pero hoy está todo listo y estoy muy cerca de poder largar”, confió.
La maqueta que mostró permite observar toda la línea de producción. Las maquinarias que inventó están todas en su taller aguardando una oportunidad.
“Lo que estoy esperando es poder ponerlas en un lugar que me permitan la explosión. Se me está haciendo complicado conseguir un galpón de las condiciones que necesito, en un lugar acorde, son muchas las pautas que tienen que dar por cómo es el proceso”, reconoció.
Así es que, contó Sergio, la mayor traba es la económica que no le permite avanzar con el proyecto.
“Necesito un inversor o un crédito. Montar una empresa es muy difícil, todo implica dinero y tiempo”, consideró.
El comienzo de algo nuevo
Recientemente participó en la Incubadora de Empresas del Gobierno de la Provincia de Córdoba, Incubacor, donde, confesó, entendió que debía apoyarse en más gente si quería avanzar.
Así, conformó un equipo con abogado y asesor una contadora y la ingeniera en alimentos.
“Lo que pretendo es poder poner la tutuca en otro lugar. Posicionarlo más como un alimento porque tendría valor alimenticio al estar fortificada”, insistió.
Pero, a su vez, aclaró que “me gustaría pudiera conservar el precio más cercano posible a lo de hoy; más allá de que se podría hacer sin TACC y eso también implica otros costos”.
“Si puedo encaminar esto de la tutuca, capaz que me retiro de la metalúrgica. Quiero para producir”, resumió.
Cuando se lo consulta sobre esos siete años que hace que está trabajando en este proyecto, mientras paralelamente siguió ejerciendo su oficio, reflexionó:
“Logré entender que esto era comienzo de algo nuevo. Siempre fui empleado, hoy digo que soy esclavo de mi propia idea. Porque hay veces que no tengo para ciertas cosas personales, pero me falta un caño y lo voy a buscar. Así hace siete años que estoy”.
Sergio está convencido de que puede lograr cosas grandes. Y ese es uno de los primer paso hacia el éxito.
