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Villa María |

martes 26, noviembre 2024
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Empezó haciendo yogurt casero y hoy tiene 95 productos y más de 30 puntos de venta

Ruth Picos es venezonala. Llegó a Villa María hace tres años y, sin buscarlo, creo Frulatti, un emprendimiento que crece a pasos firmes.

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Ruth Picos llegó de Venezuela a Argentina hace unos tres años. Para ella, desde que pisó nuestro país, hacer su propio yogurt era algo habitual. Todo lo que consumía industrializado le caía mal, por lo que la elaboración natural era hecha a su medida.

Lo que nunca imaginó, es que también era hecha a la medida de muchas personas: Frulatti es hoy una marca que, con dos años de vida, va ganando cada vez más consumidores y tiene una fuerte apuesta al crecimiento.

La mujer de 41 años llegó desde Táchira a nuestra ciudad tras estar de novios a la distancia con Agustín García, un villamariense que tiene 26 años de experiencia en la industria láctea. Solo trajo una valija y sus hijos.

Esta Ingeniera en Sistemas se la pasaba pensando qué hacer, hasta que casi de casualidad se encontró ante la posibilidad de iniciar un negocio.

“Cuando elaboramos yogurt con frutas, que es nuestro producto estrella, con el que comenzamos, era solo para consumo interno de la familia, nunca proyectamos vender nada. Pero un día había hecho bastante, tenía como 5 litros. Y le dije Agustín qué le parecía si lo publicaba en Marketplace en Facebook… y me llovieron los pedidos. La gente buscaba productos naturales sin químicos. Ahí empezó todo. Ahí nació Frulatti”, narró.

Un camino en ascenso

A partir de ese momento, la gente empezó a pedir sus productos. “Entonces nos empezamos a capacitar, empecé a estudiar de todo, higiene de los alimentos, cursos para hacer yogurt, quesos, y lo sigo haciendo”, recordó Ruth.

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De esa forma, al observar que la demanda crecía y los pedidos aumentaban “queríamos dejar de hacerlo informalmente, entonces hicimos todos los trámites para habilitar el garaje, lo cual se demoró, pero finalmente el 22 de enero del 2019 nos habilitaron”.

Ese mismo día, que marcó un antes y un después para Ruht, salió a la calle a vender su yogurt.

Hice una lista de 10 negocios. Yo no tenía licencia para conducir, ni bicicleta. Y salí caminando a ofrecer lo que tenía para vender. En muchos negocios me dijeron que no, pero muchos otros me dijeron que sí. Eso lo hice durante muchos días, hasta que más o menos tuve un mercado”, contó con una amplia sonrisa.

“Nuestro producto no tiene azúcar. Sin químicos. Casi el 80% del yogurt que hacemos es descremado. Y la fruta la procesamos nosotros mismos. Lo que más le llama la atención a la gente es la variedad de frutas, pero es porque así es mi cultura. Nunca me imaginé que la gente consumiera tantas cosas naturales. Nunca pensé que tantas personas tuvieran el problema que yo tengo”, describió.

Luego del yogurt, teniendo en cuenta que en épocas de frío el consumo disminuye, llegaron otros productos.

Les costó tanto conseguir un proveedor de leche certificada, que no querían comprar menos de lo que venían haciendo. Por eso, empezaron a elaborar dulce de leche y más tarde mermeladas, bajo la marca Picco, siempre con la característica de ser sin azúcar y con algún valor agregado que le otorgue un diferencial.

También, luego, elaboraron flanes, que hoy son ofrecidos como postre en diferentes locales gastronómicos de la ciudad.

Apostando a seguir creciendo

Con sus cortos dos años de vida, Frulatti ya puede jarcarse de contar con más de 95 productos que se venden en más de 30 puntos de ventas.

Además, tiene también con su propia plataforma de venta online, la cual llegó –como en tantos otros casos- como respuesta a la cuarentena impuesta como medida sanitaria para pelear contra el Coronavirus.

“No sabíamos que hacer, fue muy difícil. Al estar todos los negocios cerrados, nuestros clientes no conseguían los productos y muchos creían que no estábamos trabajando. Mientras, yo tenía todo el yogurt en la heladera. Entonces hicimos lo que hizo todo el mundo: nos fuimos a lo digital. Y nos dio resultado”, subrayó la emprendedora.

Pasó el periodo más estricto, empezaron las flexibilizaciones, y de a poco fue llegando el calor. Todo eso fue un coctel que “nos estalló de pedidos”.

“En la cuarentena fue todo en picada y pudimos recuperarnos, fue increíble. ¿Por qué? El 72,8% de los argentinos, según el Indec, consume yogurt. Y el 9% de la población argentina consume productos naturales sin químicos y productos veganos. Ese porcentaje de gente está desatendido. Es gente que busca algo natural en el afán de vivir mejor, comer mejor. Y creo que eso se potenció tras la cuarentena”, reflexionó.

Además, en plena pandemia, Ruth participó y ganó el concurso “Mujeres Transformadoras”, siendo Frulatti elegido por sobre 186 diferentes emprendimientos.

Con el dinero que obtuvieron decidieron que era la posibilidad para crecer: “Pudimos afrontar la compra de un pasteurizador de 300 litros/horas para dar un salto en la cantidad de yogurt que producimos”, anunció Agustín. 

Proyectos

“Nosotros queremos dar el siguiente paso. Avanzar. Nos queremos mudar del garaje a un lugar más grande, a un galpón quizás”, comenzó a contar Ruth sobre los planes de crecimiento de Frulatti.

“Uno de nuestros objetivos a corto plazo es mudarnos y obtener el RNE y el RNPA para poder vender nuestros productos fuera de Villa María. Porque nos escriben de Córdoba, Buenos Aires, pero no podemos enviar todavía nuestros productos, solo tenemos habilitación municipal”, agregó.

La emprendedora aseguró que van a aumentar en 30 veces la producción de yogurt. Hoy procesan, en promedio, 100 litros por día. 

Además, reveló que durante este verano, la demanda de ensaladas de fruta pasó de 2 a 100 litros, y explicó que se debe a que es una de las únicas que está habilitada, sellada y que se produce todos los días.

Ruth, también admitió que en la ciudad “el boca en boca es muy importante”, y que para el crecimiento de Frulatti “nos ayudó muchísimo la mentoría de Aerca, para enfocarnos a dónde queríamos ir, establecer costos de productos, a cuánto venderlos y demás”. Desde Aerca, además, colaboraron con la difusión del emprendimiento en la sección “Ventanilla del Emprendedor”, desde sus redes sociales.

“Nosotros tenemos dos años trabajando los dos y estudiando para que este proyecto crezca. La familia ayuda en todo”, enfatizó, quien acaba de lanzar también una bebida vegana llamada Kefir.

Finalmente, confesó: “Cuando me vine de Venezuela no me traje nada. Es la parte que nadie ve. No es fácil comenzar tu vida de cero en otro país. La angustia de no tener que hacer. Quería hacer algo, pero no sabía qué, no sabía cómo empezar, a qué dedicarme. Y con Frulatti todo se fue dando. Todo lo que tiene que ver con Frulatti funciona muy bien”.

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