Villa María |

viernes 30, mayo 2025

El Emporio y un sabor que “despierta recuerdos”

Sofía Bertaina y Emiliano Ambroggio, una pareja de profesionales de la alimentación, crearon su propia fábrica de pastas artesanales. El proyecto apuesta por la tradición y la calidad sin aditivos, colorantes ni conservantes. Su propuesta revive recetas caseras en un formato práctico y moderno.

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En un pequeño local céntrico de Villa María, el aroma a pasta casera vuelve a ocupar el centro de la mesa.

Sofía Bertaina y Emiliano Ambroggio crearon El Emporio, pastas como las de antes pero ahora.

Ambos venían del mundo de la industria alimentaria. Sofía es ingeniera en Alimentos y Emiliano, técnico en Industrias Lácteas. Aunque trabajaban en relación de dependencia, la inquietud de emprender siempre estuvo presente.

“Teníamos la idea de hacer algo nuestro, y sabíamos que tenía que ser dentro del rubro de la alimentación, donde nos sentíamos cómodos”, contó Bertaina y continuó: “Me gusta cocinar como hobbie y teniendo en cuenta nuestros estudios y analizando el mercado villamariense quisimos apostar por las pastas pero elaboradas de otra manera”.

El diferencial de El Emporio está en su filosofía de producción.

“Nuestras pastas no tienen aditivos, conservantes ni colorantes. Las hacemos como en casa: lavamos la verdura, cocinamos, pisamos la papa a mano y trabajamos con materias primas reales”, explicó Ambroggio.

En ese sentido, remarcó: “Buscamos respetar la receta tradicional, con rellenos que se notan, sabores definidos y texturas caseras. Usamos un sistema de congelado para conservarlas, lo que permite que el cliente tenga una pasta fresca en su freezer, lista para cocinar sin perder calidad”.

Una propuesta completa para el día a día

La variedad incluye tallarines (de huevo, espinaca o morrón), ñoquis, ravioles, sorrentinos y canelones. Además, ofrecen salsas caseras, cremas, quesos, pizzas, tartas y vinos seleccionados.

“Las pastas son un producto estacional y en este primer año notamos que las ventas bajan en verano, así que incorporamos pizzas y tartas que complementan muy bien la propuesta. Todo lo que hacemos sigue la misma línea: productos caseros y sin químicos”, aclaró Sofía.

En cuanto a otros desafíos, Bertaina y Ambroggio también mencionaron la búsqueda del espacio físico, habilitaciones bromatológicas y el equiparse con maquinarias adecuadas.

También enfrentaron el desafío de romper ciertos mitos sobre el producto congelado.

“Muchas personas piensan que si está en el freezer no es fresco, pero en realidad nuestras pastas tienen un proceso cuidadoso y conservan la frescura durante tres meses”, explicaron los emprendedores.

Recuerdos de “la cocina de mi abuela”

Desde su lanzamiento, El Emporio ha logrado cautivar a su clientela. “Nuestra marca inició con la apertura del local (ubicado en 25 de Mayo 557), previamente no hacíamos pastas a pedido o la gente nos conocía. Pero, desde que abrimos nuestras puertas, todos los que entraron, volvieron”, resaltó Emiliano.

“Muchos clientes nos cuentan que nuestros productos les recuerdan a lo que cocinaban sus abuelas o madres”, mencionó el emprendedor y continuó: “Incluso, una señora nos dijo que entrar a nuestro local era como entrar a la cocina de su mamá. Ese tipo de comentarios nos llenan el alma. Nos confirman que estamos en el camino correcto”.

Soñar con crecer, pero sin perder la esencia

Cabe destacar que El Emporio forma parte de los proyectos elegidos este año por el programa Incubadora de Empresas, de la Universidad Nacional de Villa María y AERCA.

“Conocíamos otros emprendimientos que formaron parte del programa y quisimos ser parte porque realmente te brindan un montón de herramientas y conocimientos”, dijo Sofía y agregó: “Si bien nosotros tenemos muchos estudios en la parte productiva, hay otros aspectos que son necesarios entender al momento de emprender”.

A su vez, mencionó: “Ya tuvimos dos talleres y nos fueron de mucha utilidad para bajar todas las ideas que tenemos en la cabeza, ordenarlas y ver qué camino seguir para poder concretarlas. Creo que la experiencia nos va a ser de mucha ayuda”.

De cara al futuro, Sofía y Emiliano sueñan con posicionar la marca, ampliar el equipo, incorporar personal capacitado y crecer en producción y ventas.

“Queremos que la gente sepa que esto está hecho a mano, con amor, con tiempo, y con respeto por la comida y por quien la va a disfrutar. Somos una pequeña fábrica con alma de hogar”, concluyeron.

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