A los 24 años, Marcelo Sorzana dejó un trabajo estable y que le garantizaba una interesante remuneración, para lanzarse en un emprendimiento tecnológico propio. Después de un tiempo, y de mucho trabajo, la apuesta de este villamariense empezó a ganar mercado y se fue posicionando como una de las más importantes en el país en su rubro.
La firma que llevó su apellido se consolidó como la segunda más importante en desarrollo de software para concesionarias de autos en Argentina, y una fusión con quien era su principal competidor le dio nacimiento, años más tarde, a Oversoft, para definitivamente configurarse como la compañía más exitosa en su rubro en nuestras tierras.
“Comenzamos en el 97 un emprendimiento tecnológico en una pequeña casa. Comencé con quien fue en ese momento mi socio, pero, por circunstancias de la vida, quedé como único en este proyecto. En aquel momento, por motus propio me había ido capacitando en las últimas tecnologías que había y la otra persona conocía un poco de lo que hoy es nuestro mercado objetivo que son los concesionarios de vehículos. Y así surgió lo que hoy es el producto y luego el emprendimiento que pasó a empresa”, rememoró el Analista en Sistemas.
Marcelo se recibió a los 21 años y empezó a trabajar “de lo que me apasiona”, logrando sumar experiencia hasta que “creí que llegó el momento adecuado para emprender”. Lo que hizo, según explicó es “detectar una necesidad” pero, más allá de resolverla, “hacerlo con algún grado de innovación”.
“En ese momento la innovación vino más de la mano de la tecnología, podía haber algunos productos con algunas funcionalidades parecidas, pero lo que hicimos en el momento fue bastante novedoso a nivel de funcionalidades”, resaltó quien asegura “llevar en la sangre el ser emprendedor”.
-Estudiaste, trababajas, cobrabas un sueldo… para muchos eso está bien. ¿Por qué intentar algo propio, entonces?
“Recuerdo que, en ese tiempo, con 24 años, a nivel de ingreso, ganaba lo que eran tres sueldos de comercio. No era nada malo para alguien que estaba empezando. Arranqué con el emprendimiento con ingresos seguros de algo menos de un sueldo de comercio. Pero estaba en mi génesis emprender más allá de lo económico, siempre lo que más me motivó fue el desafío y es lo que me sigue motivando hoy en día”.
Esta historia de éxito no se dio de la noche a la mañana. De hecho, Marcelo reconoció que pasaron algunos años hasta poder asegurarse que el emprendimiento iba a ser sustentable y productivo económicamente. “Comenzamos en el 97. Y este tipo de emprendimientos tiene un periodo de creación y maduración de lo que es el producto y el servicio asociado al producto. En el 98/99 salimos al mercado y si hacemos historia, en el 2001 vino una de las crisis más profundas del país, y eso alargó un poco los plazos”, confesó al respecto.
De todas maneras, el empresario siempre estuvo convencido de estar por el camino correcto: “Creo que muchas veces el emprendedor está bastante solo. Es un camino muy solitario donde uno se tiene que autoconvencer y motivar. Creo que mantenerse motivado es el desafío en sí mismo”.
Así, de a poco, fue llegando la consolidación de su emprendimiento “por una cuestión de demanda de los clientes”. “El crecimiento vino de esa manera, porque la demanda de los clientes me hizo dar cuenta de que esto ya tenía que dejar de ser algo unipersonal y necesitaba generar estructura. Y pasar de emprendedor a empresa, mucho tiene que ver con el equipo”, reflexionó.
– ¿De qué errores has aprendido en el proceso de ser emprendedor a empresario?
“Entre lo más importante, creo que, en el proceso de convertirse de emprendedor a empresario, uno de los errores es creer que para llegar a tener una empresa solo hay que tener el producto. La maduración de emprendedor a empresario te lleva a entender que hace falta una estructura, hace falta un equipo de gente, podés tener el mejor producto, pero si no tenés un equipo de gente no tenés empresa. Ese ha sido un camino de aprendizaje que tuve que transitar”.
Por otro lado, uno de quienes fomentó la creación del Cluster de Impulso Tecnológico, subrayó que también sintió que con el paso del tiempo pudo haber hecho algunas cosas diferentes en el desarrollo de su emprendimiento. “Como tecnólogo uno muchas veces se enamora del producto y demora en hacer lanzamientos comerciales intentando tener el mejor producto. Y por ahí muchas veces no hace falta tener el producto ideal para salir al mercado. De hecho, muchas veces demoré decisiones comerciales y cuando empecé a transitar nuestro país viendo clientes, me di cuenta que con mucho menos podría haber iniciado”, confesó.
En definitiva, aceptó que hubo “varios desafíos” en el camino que transitó de emprendedor a empresario. “El tema de la contratación de gente, el proceso de delegar, el dejar de hacer para ser el motivador para que alguien haga en lugar tuyo, permitiendo que se equivoque para que aprenda, sabiendo que lo puede hacer distinto, incluso a veces mejor que vos. Ese creo que es un gran desafío”, enumeró.
Pero, sumó, hubo muchos otros. “Soy Analista de Sistemas y cuando uno toma formaciones de grado aprende de la materia que está estudiando, pero hay un sinnúmero de temas como es la gestión de recursos humanos, temas financieros y económicos, impositivos, que se van aprendiendo en el camino. Muchas veces pueden ser a través de capacitaciones asociadas, en ese sentido he sido muy proactivo, otras veces a través de consultorías, y a veces también a través de redes de contactos”, puntualizó.
Una fusión para crecer
En 2017, Sorzana se fusionó con su principal competidor, creando así Oversoft, empresa líder indiscutible dedicada al desarrollo de sistemas de gestión para empresas de movilidad. En ese momento, la firma del villamariense contaba con 180 clientes y Bianchi, quien lideraba el mercado, tenía un 10% más.
La decisión de unirse para ganar definitivamente el mercado no fue sencilla. “Fue una decisión importante, muy relevante y un hito en la vida de la empresa. Y, si se quiere, a nivel país en lo que es el rubro tecnología, también es un hito bastante particular que no se da muy a menudo. En otras partes del mundo esto de comprar y vender empresas, fusionarse, es algo más habitual”, reparó.
¿Qué lo lleva a dejar los personalismos de lado para encarar algo así? “Está dentro de mi génesis ser innovador y hacer cosas distintas para obtener cosas diferentes. Tiene que ver un poquito con eso”, resumió.
Al respecto, contó: “Quien era nuestro máximo competidor, número uno a nivel mercado, estando ellos en Capital Federal tenían un 10% más de clientes que nosotros, las ventajas sustanciales que te daba estar en capital quizás no se reflejaba en números y eso sí refleja el esfuerzo enorme que hicimos desde el interior”.
La fusión de estas dos importantes empresas, que actualmente trabaja con más de 800 clientes y tiene más de un centenar de empleados, se dio gracias a que “coincidimos bastante en la visión estratégica y a mediano y largo plazo”. En definitiva, planteó, fue “una decisión muy profunda pero estratégica” y que permitiría a ambas firmas, ahora en forma conjunta, avanzar con planes de expansión que, individualmente, se hacen cuesta arriba, como el de internacionalización”.