Después de un 2020 fatídico reflejado en todos los números relacionados con la economía, la producción, el empleo y otros tantos indicadores que aplastó la pandemia, es común encontrar actualmente expresiones erróneas que refieren a “crecimiento” cuando se comparan los índices del 2021 con los del año pasado.
Sin embargo, hay un aspecto clave que vale la pena conocer para entender si estamos en un escenario de reactivación o no: La cantidad de empresas que hay en nuestro país.
Según datos de AFIP, durante el 2020 cerraron más de 20.000 empresas, por lo que la plaza total se redujo un 4,2%. Esto quiere decir que la variable se retrotrajo a niveles del 2008.
La consultora Ecolatina reveló que, en marzo de este año, a casi un año del piso del nivel de actividad, las empresas netas “no volvieron a crecer de manera significativa; por el contrario, el saldo de la pandemia, aún, está siendo la pérdida de aproximadamente 20 mil unidades productivas (-4%), junto con la destrucción de 100 mil puestos formales de trabajo (-1,6%)”.
¿Por qué es tan importante este número? Porque las empresas son las que crean empleo privado de calidad y, sin un crecimiento en la cantidad de las mismas, es poco probable que se pueda tener una recuperación sostenida de puestos de trabajo, con todo lo que eso implica e impacta.
Para esto, es necesario propiciar un escenario acorde que seduzca a quienes estén en condiciones de tomar riesgos, de emprender. Sin embargo, el contexto actual cargado de incertidumbre, las enormes cargas impositivas (hay más de 140 gravámenes en Argentina) y la inestabilidad macroeconómica, son grandes obstáculos que no parecen tener solución a corto ni mediano plazo.
Vaya mi admiración para quienes, aun así, apuestan a encarar un proyecto.