El financiamiento destinado a las familias retrocedió en noviembre a pesar del descenso que mostraron algunas tasas de interés, en un contexto marcado por el aumento sostenido de la morosidad y la rigidez en el costo de los préstamos personales.
Si bien las tasas pasivas registraron una baja durante el último mes, ese recorte no se trasladó con la misma intensidad a las tasas activas, lo que limitó la recuperación del crédito al consumo.
Tasas más bajas, pero sin impacto en los préstamos
Aunque las tasas en pesos vienen mostrando una tendencia descendente tras el resultado de las elecciones, su impacto fue desigual en el sistema financiero y no logró traducirse en un mayor volumen de préstamos.
De acuerdo con la consultora LCG, los préstamos en pesos cayeron un 0,4% real en noviembre, luego del crecimiento de 1,8% registrado en octubre.
La consultora explicó que el retroceso estuvo concentrado en el financiamiento al consumo, que se contrajo 1,2% mensual en términos reales, en contraste con el incremento de 1,3% que había mostrado el mes anterior.
Créditos personales y tarjetas, los más golpeados
Dentro del segmento de consumo, los préstamos personales acumularon su segundo mes consecutivo en baja, con un retroceso de 0,7%, mientras que las tarjetas de crédito registraron una caída más pronunciada, del 1,7%.
Desde LCG señalaron que el comportamiento del rubro refleja un freno en una dinámica que venía siendo uno de los principales motores del crecimiento del crédito durante más de un año.
El freno del principal motor
“El crédito al consumo, que fue un driver de expansión durante 17 meses consecutivos, hoy se encuentra estancado, con movimientos erráticos en los últimos meses”, indicaron desde la consultora.
Una lectura similar realizó First Capital Group, que también detectó una contracción en los préstamos personales.
La morosidad como factor de presión
Según explicó Guillermo Barbero, socio de la Alyc en First Capital Group, el deterioro en los niveles de cumplimiento de pago se convirtió en una variable central para entender la dinámica actual del sistema.
“La sombra de una morosidad creciente retrajo la oferta de crédito y también influyó en la velocidad de la baja de tasas, que avanza más lentamente de lo necesario”, sostuvo.
El nivel más alto en casi dos décadas
Un informe de Investigaciones Económicas Sectoriales (IES) alertó que la irregularidad del crédito a las familias alcanzó el 10,1% al cierre de septiembre, con un incremento de 6,4 puntos interanuales, lo que representa el valor más elevado desde 2006.
El último Informe sobre Bancos del Banco Central confirmó la tendencia: la morosidad en hogares pasó del 6,6% al 7,3%, el nivel más alto desde que se iniciaron los registros sistemáticos, en enero de 2010.
Además, se trata del undécimo aumento consecutivo en el ratio de créditos irregulares, una señal que refuerza el escenario de cautela en el otorgamiento de financiamiento al consumo.







