La empresa Azafrán Mediterráneo realizó la primera cosecha en su campo sucursal de Villa María, y los resultados preliminares son alentadores.
Este proyecto que nació en Villa General Belgrano y que hoy tiene más de 20 sucursales en el país, desembarcó en Villa María y Villa Nueva este año como una novedosa opción para invertir.
Es que el modelo de negocio que idearon Federico Paak e Ivana Amaya, titulares de la firma, busca acercar la posibilidad de que cualquier persona invierta en la producción de los bulbos o la flor del azafrán, y es la propia empresa la que se encarga de comprar la producción de cada uno de los campos, para darle valor agregado o incluso exportarlo.
Villa María, con futuro prometedor
De la mano de Pablo Martínez, se puso en marcha la unidad productiva de Villa María que reunió a 38 inversores para la siembra se realizó en marzo.
Ayer, 1 de octubre, la empresa llegó al campo sucursal con un gran equipo de trabajo para realizar la cosecha: “Estamos muy contentos con los resultados en Villa María”, confió Paak.
“Empezamos este año en Villa María con un montón de dudas, de si la planta se iba a adaptar, si realmente íbamos a tener buenos resultados, si la gente nos iba a acompañar, y realmente tuvimos excelentes resultados”, remarcó el titular de la firma.
“El cultivo se desarrolló súper bien, los bulbos están súper sanos, mejor de lo que pensábamos, y estamos esperando a ver los resultados finales, pero una primera evaluación a ojo nos deja muy tranquilos de que fue un gran año”, amplió.
Durante la jornada, inversores locales e incluso quienes ya han comprometido invertir para la próxima cosecha estuvieron presentes observando el proceso.
Paak adelantó que los resultados finales estarán para mediados de noviembre, puesto que se deben clasificar los bulbos y luego se dan a conocer en simultáneo los rindes que tuvieron todos los campos sucursales de Azafrán Mediterráneo.
Una inversión segura
Paak aseguró que el año pasado el resultado fue “extraordinario”. “Tuvimos una tasa de rentabilidad del 315% con respecto al peso”, indicó, “teniendo en cuenta que hubo una inflación del 270%”.
“Nosotros dependemos de la fluctuación del dólar, porque el precio del bulbo está valuado en dólares y es un estable hace 15 años, lo que nos da la tranquilidad de que producimos prácticamente en dólares, y la tasa de rentabilidad varía de acuerdo a la producción, pero ha sido entre un 15 y 20%”, añadió.
Vale recordar que estamos hablando de un producto cuyo valor aproximado actual es de $900.000 el kilo.
“Esto es algo productivo, no tiene nada de financiero. Nosotros sembramos un bulbo y ganamos plata porque estamos produciendo. La tasa de rentabilidad es alta y tiene que ver con que ponemos en la tierra un montón de riesgo”, destacó Paak.
Lo que viene en Villa María
En el campo sucursal de Villa María ya se observan los nuevos cajones que esperan la próxima siembra. El campo crecerá un 400% con respecto a esta primera experiencia.
Pablo Martínez, responsable local, contó que “para el año que viene ya se sumaron una docena más de inversores” y subrayó que los interesados en sumarse pueden hacerlo desde hoy mismo hasta marzo/abril del año próximo.
“Invirtió gente de Villa María, Buenos Aires, Bariloche, incluso gente de fuera del país, parientes de inversores locales”, confió Martínez.
Cada cliente tiene una planilla del campo donde invirtió, la fila y el lote, por lo que puede acercarse a ver su inversión en cualquier momento.
“Sabemos que, ahora con los resultados a la vista, más gente se va a sumar. Porque esto es seguro, rentable, y tangible”, insistió Martínez.
“Los invitamos a que vengan, nos conozcan, tenemos 20 sucursales en todo el país. La idea es seguir expandiéndonos. Tenemos un gran equipo y un cultivo que es la especie más cara del mundo en la historia de la humanidad, que se puede desarrollar y hemos demostrado que en Villa María se adapta y da buenos resultados”, cerró Paak.