Cervecería Bialystok comenzó a comercializar sus birras en latas. La firma, que nació en Las Varillas en 2017 y se mudó a Villa María el año pasado, en plena cuarentena, sigue apostando a mantener la esencia del homebrewer pero con este nuevo lanzamiento quiere llegar directamente a los hogares.

Lucas Riback, el cervecero detrás de esta fábrica, contó que pretenden abarcar otro tipo de mercado enlatando sus multipremiadas cervezas. En esta primera etapa, comercializarán de esta forma la Blonde Ale, Neipa y Doble Ipa. 

Concretar este nuevo paso en la corta historia de Bialystok llevó meses de trabajo y también apunta permitirles recuperar niveles de venta, ya que la pandemia los bajó de producir y vender casi ocho mil litros mensuales, a actualmente estar haciendo mil. 

“No apuntamos a lo que es el consumo masivo como una cerveza industrial, no queremos estar en supermercados, sino que tratamos de mantener ese espíritu homebrewer que siempre tuvimos. Es parte de lo que nos gusta a nosotros y parte de lo que le gusta a la gente también”, destacó Lucas desde el Bar de Fábrica ubicado sobre colectora autopista y donde además de producir ofrecían delicadas propuestas gastronómicas junto a sus cervezas -mientras la pandemia lo permitió-.

La cerveza Bialystok no solo se vende en Villa María, sino que logró penetrar fuertemente en distintos puntos como San Francisco, Carlos Paz, Córdoba, Mina Clavero, localidades de la región, Rosario, Buenos Aires, Neuquén y Tucumán.

Además, están en tratativas para exportar cerveza a Chile, pero cuestiones burocráticas, sumadas a la pandemia, hicieron que deban poner en pausa esa intención.

Entre las más premiadas de Latinoamérica

Desde nuestra ciudad se produce una de las 20 cervezas más premiadas de Latinoamérica. Según un ranking que elaboró el año pasado una revista especializada, Bialistok se encuentra en el puesto 19 entre las que más premios han recibido.

“Tenemos ocho premios a nivel Latinoamérica. Eso nos dio cierta exposición y nos permitió hacer cervezas que tienen un costo bastante alto que si no caes con la chapa de que tiene un premio quizás es difícil vender. Es como un certificado de calidad. Así pudimos hacer birras de un costo más elevado, de más calidad, y que tengan salida”, puntualizó el emprendedor de 34 años, a quien todavía a veces le cuesta caer en la cuenta de que hace un puñado de años solo producía cerveza para él, sus amigos y su familia.

– ¿Cuándo nace concretamente Bialystok?
“En 2017 arrancamos como fábrica, pero desde el 2011 hago birra como hobby. Vender un litro de birra no era común en ese momento, hasta estaba mal visto entre los hobystas. Y hasta 2017 hice birra únicamente porque me gusta”.

– ¿Qué te animó a vender tu cerveza y encarar una fábrica?
“Se fue formando una comunidad de cerveceros donde hice muchos amigos, y se empezaron a hacer festivales de cerveza donde nos juntábamos todos los cerveceros hobystas a compartir birra y había conferencias y charlas, como para ir aprendiendo entre todos. En 2017, después de uno de estos encuentros, volví con la cabeza un poco cambiada, ya empezaba el tema del furor de la birra artesanal hacía un tiempito y ahí empecé a agitar a mi familia para armar la fábrica”.

Así, Lucas decidió comenzar a fabricar con una capacidad de apenas 300 litros. Alquiló un galpón y empezó a investigar y preguntar, “porque de esto no hay escuela, no hay educación formal de lo que es formarte como profesional cervecero, entonces hay que consultar, mirar, aprender de la experiencia de los otros y de esa manera armamos toda la fábrica; de hecho, todavía no había conocido nunca una fábrica de cerveza artesanal comercial”.

Producir es una cosa, y vender otra. “Yo no tenía experiencia comercial”, confesó quien estudió Ciencias de la Computación y llegó a trabajar de programador. “No conocía el mercado ni sabía qué iba a pasar. Siempre había regalado mi birra y el día que tuve que salir a vender mi primer barril se sentía raro. La transición de hacer algo como hobby a hacer algo comercial me resultó raro”, confesó.

Casualmente, desde Las Varillas y sin saber que años después terminaría instalado en nuestra ciudad, tuvo una importante conexión con Villa María. “Era 2017, tenía birra hecha y todavía no había vendido. Y de repente me llama un bar de Villa María, Bock, y me pidió 2 barriles. Eso fue lo primero que vendí”, recordó.

De ahí en adelante, comenzó a transitar un camino de crecimiento exponencial: “Fue tan grande el impacto y la repercusión que tuvo acá que ese bar explotaba. Y de no saber cómo ubicar un litro de birra pasé a no saber cómo hacer para producir más, porque como cayó Bock empezaron a caer más”.

La historia de porqué termina instalando su fábrica en Villa María tiene que ver con que en 2019 iniciaron un proyecto grande y ambicioso para crecer. Esto implicaba traer un bloque de cocción automatizado desde Brasil, fermentadores más grandes, y para lo cual “necesitábamos no parar la fábrica y al mismo tiempo ir instalando la nueva y donde estábamos, en Las Varillas, no podíamos hacerlo, y se nos ocurrió hacerlo acá principalmente porque me gusta la ciudad”, resumió quien nació en Los Surgentes.

Finalmente, mirando hacia el futuro, adelantó que pretenden pronto poder enlatar en la fábrica ya que hoy lo hacen con unos colegas de Sacanta. Pero, sobre todo, remarcó que “la ambición nuestra está en hacer la mejor birra que podamos y que eso nos permita vivir de esto; no pretendemos vender litros por vender o crecer en volumen y que se nos vaya de la mano el control de la calidad; pero si llegar a cierto volumen de venta que nos de cierta estabilidad”.