Lince es una empresa villanovense que lleva 24 años gestionando y comercializando subproductos que genera la agroindustria e incorporándolos nuevamente a la cadena productiva para el consumo y nutrición animal.
Las 35 mil toneladas de los diversos materiales que gestionan mensualmente, los convierten en líderes a nivel nacional en el sector.
La firma tiene su casa central en Villa Nueva (Av Carranza 945) donde se hace la parte administrativa y logística, su planta industrial en Tucumán, y bases operativas en San Pedro (Bs. As.), en Córdoba, Arroyito y Tucumán.
La empresa fue fundada por Guillermo Ceppo y Gabriela Hintermeister, y hoy conviven con la segunda generación, sus hijos Nadia y Martín, quienes se encuentran llevando adelante nuevos desafíos: Entre ellos, innovar e internacionalizarse.
Producción Innovadora
Subproductos son aquellos derivados agroindustriales que se generan dentro de un proceso principal.
En Lince, detalló Martín –Ingeniero Agrónomo, quien se sumó a la firma hace 5 años-, “nos especializamos en materiales líquidos y húmedos” y definió como un nexo fundamental porque “le garantizamos un servicio de calidad a la agroindustria que genera este subproducto, y atendemos al sector agropecuario que lo utiliza como materia prima para nutrición animal”.
Pero, además, hace diez años que la familia decidió comenzar un desafío aún mayor, en acondicionar y darle valor agregado a ciertos subproductos.
Así es que montaron en Tucumán una planta industrial en un predio de una hectárea, donde hoy trabajan 25 personas en dos líneas de producciones independientes, para obtener bloques de melaza, comercializado bajo la marca Pipo, y levadura de cerveza deshidratada bajo la marca Tulev.
“El bloque de melaza es un suplemento nutricional presentado en forma sólida con el que le ofrecemos al productor ganadero, ovino, caprino y equino, una herramienta práctica, segura y eficiente para poder suplementar a sus animales”, detallaron los hermanos.
Por su parte, la levadura se utiliza como una fuente proteica de alto valor biológico, principalmente como materia prima en diversos formulados.
Nadia, Contadora y encargada del área financiera y administrativa de Lince desde hace 7 años, explicó que la planta se instaló en Tucumán por la cercanía con la materia prima, que es la melaza derivado de la caña de azúcar.
“La planta tiene tecnología de última generación. La línea de Tulev, consiste en una torre de secado por spray, misma tecnología con la que se hace la leche en polvo”, indicó.
Además, Lince aplicó una importante innovación en el método de fabricación de Pipo.
“Generalmente en estos productos, la dureza se logra con una reacción química, es decir, utilizando cal. Nosotros desarrollamos un método físico en el cual evaporamos la humedad de la melaza, principal ingrediente, para obtener un suplemento de excelente calidad y palatabilidad”, confió Martín.
A su vez, en línea con los principios sustentables que marcan la impronta de la empresa, son los únicos en presentar este producto en un envase biodegradable, que no presenta plásticos ni grampas metálicas.
“El animal muchas veces lo termina comiendo, lo que no le ocasiona ningún daño en su salud, o si queda en el campo se degrada”, subrayaron.
Desafíos de la segunda generación
Los desafíos que afronta Lince y, especialmente, la segunda generación de la familia, están bien claros y definidos.
Nadia puntualizó que lo que están buscando “es poder seguir agregando valor a los subproductos, generando productos nuevos, con innovación, para insertarlos a la cadena de valor, como hicimos con Pipo y Tulev”.
Para esto, trabajan mancomunadamente con las universidades e institutos de investigación.
Esto tiene que ver con el plan comercial de la empresa, puesto que “con los subproductos estamos muy atomizados al mercado interno, en cambio generando productos nuevos tenemos la posibilidad de internacionalizar la empresa”.
Justamente, exportar es otro de los desafíos de los jóvenes empresarios dentro de Lince.
Es que, la planta instalada en Tucumán puede producir 3 toneladas por hora de Pipo, lo cual hoy implica que tengan capacidad ociosa y, por lo tanto, margen para salir a buscar otros mercados.
Hace un año que la firma inició un trabajo de consultoría con la Agencia ProCórdoba y han participado de ferias internacionales –en Bolivia y Paraguay- donde generaron contactos importantes y futuros clientes.
“Hoy estamos en la instancia administrativa del registro de los productos en los países limítrofes”, confirmó Nadia.