La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) presentó una nueva edición de su “Semáforo de Economías Regionales”, una herramienta visual que permite comprender de forma rápida el estado actual de 19 cadenas productivas vinculadas al cooperativismo agropecuario argentino.
El relevamiento, que analiza datos correspondientes al mes de febrero, reveló que dos economías se encuentran en verde, es decir, en fase de crecimiento; nueve en amarillo, lo que indica señales de advertencia; y ocho en rojo, lo que refleja una situación de crisis o vulnerabilidad en alguno de los componentes analizados.
Una herramienta para ver el bosque y no solo el árbol
El semáforo evalúa tres variables clave en cada cadena: el componente negocio (precios vs. costos), el componente productivo (área sembrada o stock, y producción) y el componente mercado (exportaciones, importaciones y consumo interno).
Esto permite una mirada integral, que contempla tanto la coyuntura como las tendencias estructurales.
Entre las cadenas en verde se destacan el maní y los ovinos, sectores donde los precios han evolucionado levemente por encima de la inflación, con costos contenidos y un mercado que acompaña.
Señales de estabilidad y oportunidades para escalar
El grupo más amplio es el de color amarillo, integrado por producciones como aves, miel, bovinos, papas, granos, porcinos, tabaco, forestal y leche.
En estos casos, si bien no se observan saltos pronunciados, los indicadores se mantienen relativamente estables y permiten vislumbrar posibles mejoras a corto plazo, especialmente en un contexto de recuperación del consumo interno.
CONINAGRO destaca que algunas cadenas están mostrando resiliencia, con incrementos de exportaciones o mejoras de consumo interno que aún no logran reflejarse del todo en los precios, pero que marcan un horizonte positivo si se sostienen las condiciones macroeconómicas.
Desafíos para sectores con fuerte dependencia del mercado interno
Las economías regionales en rojo, como el vino y mosto, yerba mate, cítricos dulces, arroz y algodón, enfrentan desafíos en su componente de rentabilidad, dado que los precios han quedado retrasados frente a la inflación y los costos. No obstante, se observa un repunte en variables como la producción y las exportaciones, lo que abre posibilidades si el consumo interno continúa recuperándose.
En este sentido, CONINAGRO señala que muchas de estas producciones dependen fuertemente del mercado doméstico.
El aumento de la producción, una buena noticia en términos técnicos, se ve tensionado por la necesidad de mejorar los precios y consolidar canales de comercialización que acompañen ese crecimiento.