Una propuesta de construcción alternativa llegó a Villa María.
Se trata de Garra Bioconstrucción, el emprendimiento de María Florencia Quintana, que impulsa un sistema de edificación realizado con materiales de bajo impacto ambiental o ecológico, reciclados, o extraíbles mediante procesos sencillos y de bajo costo.
Fue en 2017 cuando Florencia, estudiante en aquel entonces de Arquitectura en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), dio los primeros pasos hacia la bioconstrucción.
Su interés se despertó en un taller extracurricular que le permitió explorar esta alternativa viable de construcción.
“La bioconstrucción no solo es una forma de edificar, sino que también se alinea con la sostenibilidad y el aprovechamiento de recursos locales”, explicó Quintana.
Desde su graduación en 2019, ha trabajado en proyectos que combinan técnicas convencionales y alternativas: “Me gusta mezclar hormigón armado y materiales reciclados, ofreciendo opciones accesibles para la autoconstrucción, denominadas ‘híbridas’”.
En la actualidad, la profesional ha llevado a cabo tres obras bajo esta modalidad alternativa: dos situadas en la ciudad de Córdoba y su propia casa, edificada en Villa María.
En la capital provincial, Florencia realizó un trabajo conjunto con Comuna Cooperativa, dónde las obras efectuadas fueron de gestión pública, desarrolladas por «EO» (Encuentro de Organizaciones) y contaron con un equipo de técnicas encargadas del proyecto y la ejecución.
Beneficios de la bioconstrucción
Al hablar específicamente de la bioconstrucción, Quintana enumeró los distintos beneficios que presenta este sistema de edificación.
“Considero que este tipo de construcciones son una buena alternativa en varios sentidos, en un principio nos permite lograr el sueño de muchos, que es tener una vivienda propia”, destacó la profesional, y continuó: “También, brinda distintas posibilidades de materiales a utilizar, tanto materiales naturales, que dispongamos en el propio terreno o en las cercanías, o materiales reciclables que pueden ser parte de la construcción”.
Asimismo, resaltó “el simbolismo” que este tipo de construcción añade a la obra: “Es una riqueza mayor que cualquier tipo de construcción y que nos permite compartir con nuestros seres queridos”.
De igual manera, Quintana precisó que la bioconstrucción se adapta a las necesidades del entorno y la función de la edificación. “Realizamos un estudio bioclimático para optimizar cada proyecto. Esto no solo mejora la calidad de vida, sino que también es una solución más económica y sostenible”, aseguró.
Como referente de la bioconstrucción, María nombró al ingeniero alemán Gernot Minke.
“Desde hace muchos años realiza obras en barro y, también, ha llevado a cabo análisis y estudios de laboratorio de las diferentes técnicas de construcción en tierra. Precisamente, el material base de todos es su libro “Manual de Construcción en Tierra”, afirmó.
Quincha, adobe y 3C
Tras consultarle por las distintas opciones de bioconstrucción, la arquitecta destacó: “Hay un abanico de posibilidades para construir la casa propia”.
En ese marco, mencionó los métodos de su preferencia: quincha, adobe y 3C.
“Al enfocarme en sistemas híbridos, lo principal es que haya una estructura portante, que puede ser de hormigón, por ejemplo. Para el cerramiento se puede implementar la quincha, que es un sistema de entramado de madera, como si fuese un molde, que se rellena con tierra, arena, fibra e incluso pueden incorporarse otros materiales”, contó.
Al respecto, distinguió al sistema 3C que “reemplaza ese relleno de barro por plásticos, por ejemplo, botellas compactadas y se denomina construcción en seco”. “Funciona muy bien como aislante térmico y acústico, brindando mayor confort al hogar”, sostuvo.
“Por último, el adobe es un material ideal para construir, es práctico, manejable y fácil de modificar lo construido, es un material duro y áspero que resiste el paso del tiempo con su debido mantenimiento”, puntualizó María.
Un futuro sostenible
Con un año de experiencia en Villa María, Quintana aspira a establecer a Garra Bioconstrucción como una opción reconocida en el ámbito de la construcción.
“Quiero que la bioconstrucción sea una alternativa viable, tanto en términos económicos como normativos”, dijo la arquitecta, y añadió: “Son muchos los proyectos que se pueden pensar desde la construcción alternativa y se genera una nueva opción en el mercado”.
De igual manera, la profesional también asiste a proyectos que se desarrollan en distintas partes del país y en Brasil. “Colegas que conocen mi trabajo me consultan por algunos aspectos específicos de la bioconstrucción o trabajamos de manera conjunta en la ideación del proyecto. Estas son las posibilidades que nos abre la globalización, poder realizar obras en cualquier parte”, aseguró.
Cabe mencionar que el enfoque de Quintana busca generar un impacto positivo en el entorno. “Cada proyecto debe considerar su huella ecológica y el bienestar de la comunidad. Mi objetivo es que las personas puedan construir su hogar con sus propias manos y, al mismo tiempo, cuidar del planeta”, concluyó.
Construcción participativa: la Minga
Además de la bioconstrucción, Quintana fomenta la construcción comunitaria conocida como “Minga”.
“A través de la construcción participativa, la persona convoca a sus conocidos, familiares o amigos. No es necesario que sepan de construcción, pero si tiene que haber un profesional que coordine el proceso”, señaló la arquitecta y agregó: “La idea es que la construcción sea un evento social, algo que no sólo reduce costos, sino que también fomenta el sentido de comunidad”.
A su vez, indicó: “Al utilizar materiales alternativos es un proceso más ameno con el cuerpo, que el construir con objetos con peso, por eso muchos se animan a participar. Además, el día de mañana, la persona va a tener el recuerdo de quienes colaboraron en la construcción de su hogar”.