Lo que para muchas industrias son desechos difíciles de tratar, para Arbio es la materia prima con la que produce energía renovable.
En su planta ubicada en Bell Ville se reciben diariamente residuos orgánicos de diversa procedencia: aceite vegetal usado, efluentes de industrias lácteas como grasas DAF, descartes de silos, sueros, queso, estiércol y frutas.
Todo aquello que pueda degradarse sin ser contaminante químico o tóxico se convierte en materia prima para los biodigestores.
“Llevamos a cabo un proceso de digestión que descompone la materia orgánica y produce biogás. Ese biogás es aprovechado para hacer funcionar un generador de energía eléctrica, con el que hoy inyectamos a la red 1,2 megavatios hora. También utilizamos parte de esa energía para nuestro autoconsumo, complementada con paneles solares”, explicó Rocío Rosso, ingeniera química y responsable del laboratorio y del sistema de gestión integral de Arbio.
Actualmente, la planta trata aproximadamente 200 toneladas de residuos por día y fue concebida como una unidad de negocio del grupo Arinco, lo que aporta respaldo técnico al proyecto.

Respuesta a una necesidad de la industria
La iniciativa surgió al observar la demanda de las industrias en el tratamiento de residuos. “Vimos que muchas empresas tenían dificultades para gestionar estos desechos y muchas veces resulta costoso implementar soluciones propias”, señaló Grosso y continuó: “Es por ello que desde Arbio buscamos brindarles una alternativa y, al mismo tiempo, aprovechar esos residuos para que no terminen en lugares indeseados”.
La empresa ajusta su modelo de cobro según el tipo de residuo y la complejidad de tratamiento, lo que permite dar respuesta a distintos perfiles de clientes.
Energía, biofertilizantes y educación ambiental
“Además de generar electricidad, el proceso deja un subproducto rico en minerales que se utiliza como biofertilizante para campos. De esta forma, los residuos tienen dos salidas sustentables”, indicó la ingeniera.
Arbio también promueve la conciencia comunitaria: trabaja con escuelas en la recolección de aceite usado, recibe pasantes y organiza visitas educativas a la planta.
De este modo, combina innovación tecnológica con educación ambiental y contribuye a la construcción de una economía circular.
Futuro y proyección
Con licencias que le permiten operar en Córdoba y Santa Fe, Arbio trabaja con empresas de diferentes sectores y localidades, aunque uno de sus objetivos es consolidar su presencia en Villa María.
“Queremos que las industrias y la sociedad sepan que existe esta alternativa concreta y sustentable para gestionar los desechos. Nuestra meta es seguir ayudando a resolver problemáticas de residuos y luchar contra la contaminación ambiental”, concluyó Rosso.