En distintas charlas con emprendedores algunas de las características que más se repiten y destacan son la energía para avanzar, la adaptación ante la adversidad y el impulso de una actividad que los motiva o con la que se encontraron de casualidad.

Este último es el caso de Soledad López, propietaria de Glitter, una propuesta de decoración para eventos de diversa índole en Villa María.

“Todo comenzó por mis hijos, cada vez que cumplían años yo tiraba la casa por la ventana”, nos cuenta Soledad en su flamante local inaugurado el pasado jueves 17 de marzo.

“Llegaban los invitados y se iban con más de lo que venían”, continuó. Y agregó: “una amiga me dice, ¿por qué no te dedicás a la decoración?, yo estaba trabajando en una empresa constructora como recepcionista. Así empecé con familiares, con una amiga y nunca más paré”.

Glitter rebosa de pasión por la estética y se nota en sus redes sociales y en la felicidad de su creadora: “Yo tengo una referente acá que es Leda Flores, yo quiero ser como ella en el sector eventos infantiles”.

Revés

Los imponderables forman parte del ecosistema emprendedor. López comentó que “en diciembre de 2019 le dije a mis jefes que en marzo del año siguiente iba a trabajar solamente mediodía con ellos, lo hago y se viene la pandemia”. “Siempre triunfando”, resaltó entre risas.

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Esto la obligó a reinventarse y comenzó a vender desayunos sorpresas y box de golosinas para las madres que querían festejar el cumple a sus hijos.

Consultada sobre sus canales de difusión y ventas, Soledad aseveró que las redes sociales son una herramienta primordial: “yo vendo por Instagram. Mi comunidad está conformada por más de 17 mil personas que se hizo en base al boca en boca, la gente que compartía lo que hacía y sorteos”.

El servicio tiene un nivel de personalización superlativo. “Es todo a pedido del cliente”, confirmó la emprendedora, quien agregó que “apelamos a la creatividad para satisfacer los pedidos”.

Apuesta

Glitter ya tiene 5 años de vida y su gestora confirmó que la inversión fue durante los primeros dos años: “todo lo que hacía era invertir, invertir y cuando me agarra la pandemia estaba llena de material por lo que pude seguir trabajando”.

Otro brazo esencial de la cadena comercial es la de los proveedores, sobre ellos Soledad subrayó que “es difícil armar presupuestos con tanta antelación, pero tengo proveedores que se pusieron mi camiseta, saben que me cuesta muchísimo, que lo que hago lo hago con mucho cariño”.

A pesar de la potencia de la tecnología, el vínculo humano sigue siendo importante para esta emprendedora villamariense. “Me estoy dando cuenta de que la gente necesite que esté, el contestarle, agradecerle. Eso se perdió. Considero que eso me diferencia de mi competencia. La gente no se banca la no respuesta. Además, busco entender cada bolsillo, me pongo en el lugar del otro”, ponderó.

En relación a su competencia, reconoció que mira quienes trabajan y de la forma en que están trabajando “y soy de las que no me gusta hacer lo que están haciendo los otros; trato de que sea distinto”.

El paso natural de Glitter era mutar de la atención en el domicilio familiar a un espacio propio. Soledad relata este avance: “jamás se me había cruzado tener un local propio, pero me di cuenta que era una necesidad, para tomarlo como lo que es, mi empresa”.

Se puede visitar el local en Naciones Unidas 278 o visitar su Instagram o Facebook.