La producción de miel con abejas en la zona de Villa María y la región ha ido disminuyendo en los últimos años.
Son varios los factores que han favorecido a esta situación:
- La gran preponderancia que ha tenido la actividad agrícola
- Su consecuente utilización de los suelos para determinados cultivos
- El trabajo de cría, recría, entre otras.
Es por ello que dos entidades junto a productores locales se han unido en pos de llevar adelante acciones que impulsen esta actividad en la ciudad y la zona.
Días atrás el secretario de Investigación y la secretaria Académica del Instituto de Básicas de la Universidad Nacional Villa María, Carlos Berra y Georgina Etchegaray, se reunieron junto a María Noel Ferraris y Mónica Moretto, del INTA y el apicultor Federico Ezenga.
El encuentro sirvió para proyectar acciones conjuntas que permitan contrarrestar el mencionado deterioro de este tipo de producción.
Para entender la situación, vale la pena resaltar que en 2003 había unos 150 apicultores, y actualmente ese número no llega a 30.
“Esta alianza busca colaborar e incentivar la incorporación de especialistas en el área y nuevos productores apícolas que ayuden a la sostenibilidad de la actividad”, señaló el docente de la Ingeniería en Alimentos, Juan Pablo Bertello.
En ese sentido, explicó que “los apiarios dependen de las flores de los cultivos ganaderos, especialmente de la alfalfa, la cual se ve resentida por el avance de la agricultura”.
Esto, provoca que se disponga “de menos lugares de asentamiento de los mismos; lo que significa menos productores y, por consecuencia, menos profesionales especializados en la temática”.
Acciones conjuntas
La primera acción conjunta que planificaron es la instalación de una Unidad Demostrativa Apícola (UDA) en el predio de la UNVM.
Así buscan garantizar el bienestar de las abejas productoras, monitoreando factores que inciden en este tipo de sistemas.
“Este espacio propiciaría la extensión, investigación y capacitación con estudiantes, productores y profesionales vinculados a la actividad, permitiendo también mejorar los procesos productivos apícolas cuidando la calidad de la miel, hidromiel, propóleo, polen y otros productos que pudieran obtenerse”, detallaron.
Esta articulación entre el sector público y privado “busca poner a disposición de la comunidad tecnologías más cercanas a sus pautas socioculturales, incentivando la permanencia o la iniciación en una actividad de vanguardia en lo que respecta a la producción de alimentos para la sociedad”.