Producto de un convenio entre la Escuela Superior Integral de Lechería de Villa María y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se creó el único tambo robotizado con fines educativos de América Latina.
Está en la localidad de Ramón J. Cárcano, a 18 kilómetros de Villa María, en el departamento San Martín, funciona el tambo estabulado, robotizado y sustentable de última generación.
Entre sus finalidades se encuentra la de contribuir a la formación de los estudiantes de la institución educativa.
“Se trata de una iniciativa y un convenio especializado entre el INTA y el FUNESIL, dos instituciones que generan un espacio para capacitar a las personas en ordeñe voluntario animal. Es el primer tambo con fines educativos de tierras argentinas y es cordobés”, destacó Mónica Moretto, jefa de la Agencia de Extensión Rural INTA Villa María.
Según explicaron desde el Instituto, se llama tambo de “ordeñe voluntario”, debido a que las vacas lecheras se dirigen solas al sistema, sin horario fijo y sin necesidad de que una persona realice la tarea.
Brindar servicios
Además, busca brindar capacitación y asistencia técnica a productores y operarios que realicen diferentes actividades agropecuarias; y prestar servicios para ensayos e investigaciones a todos los actores que intervengan en la línea de producción de la leche.
“A nosotros nos faltaba desarrollar lo que era la producción primaria de leche. Ahora, con el tambo robotizado, creamos un hito más en la historia de la escuela. Tenemos el primer tambo robotizado con fines educativos y de formación técnica específica de la provincia de Córdoba, de Argentina y de Latinoamérica”, afirmó el presidente de Funesil, Alfredo Gadara.
El proyecto ejecutado incluye dos aulas de estudio, el reacondicionamiento de los diferentes sectores destinados a capacitación y un tambo robotizado con sistema estabulado de cama caliente que permite un límite de ordeñe de 60 vacas.
“Hoy tenemos 30 vacas de 26 litros promedio cada una, lo que sería 780 litros diarios”, manifestó Nicolás Fernández Fenoglio, estudiante de la Tecnicatura Superior en Gestión de la Producción Agropecuaria.
Este tipo de tambos forman parte de un sistema productivo lechero en confinamiento techado tipo compos burn (cama caliente), y alimentación tipo TMR (ración totalmente mezclada).
La producción se destina a la planta piloto de elaboración de lácteos.
A su vez, en las flamantes instalaciones, los productores de la zona podrán realizar y validar las prácticas del Programa Provincial de Buenas Prácticas Agropecuarias, dependiente del ministerio de Bioagroindustria.
Del tambo a la fábrica de la escuela
Cuando la leche llega desde Cárcano a la fábrica escolar ubicada en Villa María, se realiza una serie de análisis para determinar una calidad mínima de la leche, como su PH, acidez, temperatura e inhibidores.
Luego se derivan a los distintos sectores para realizar los productos.
El volumen inicial siempre va a quesería y después se destina a productos frescos y concentrados.
En la escuela fabrican dulce de leche repostero y familiar, helado, yogurt, leche, crema pasteurizada y diferentes tipos de quesos, como cuartirolos, sardos, fundidos especiados, entre otros.
“Para nosotros como estudiantes es importante realizar estas pasantías. Vemos en el aula la teoría y en la fábrica la parte práctica, donde adquirimos un perfil profesional en nuestra carrera, aplicando destrezas y observando la transformación de la leche a un producto”, indicó Elías Soria, de la Tecnicatura Superior en Industrias Lácteas.