Nicolás Mir es un ingeniero agrónomo que ante la dificultad de conseguir una herramienta para su trabajo, decidió fabricarla en el taller de su padre.
En ese momento, hace unos tres años, la hizo solo para él, y lejos estuvo de imaginar que estaba dando el primer paso hacia un negocio que hoy vende no solo a todo el país, sino que incluso exporta.
EPA – Elementos para Agrónomos nació de casualidad, por el boca en boca de profesionales que vieron el barreno de Nicolás y querían uno igual.
“Se me ocurrió hacer una página y empezar a publicarlos. Y la verdad que tuvo bastante éxito”, recordó.
A 6 meses de la primera pieza que fabricó, empezó a vender, “pero nunca pensé que iba a escalar a tanto”.
Ese calador de suelo fue el puntapié inicial de una serie de 20 productos que hoy fabrican y comercializan. “Antes para conseguir una herramienta quizás tenías que esperar que haya una AgroActiva, eran bastante difíciles de encontrar”, señaló.
De Villa María al mundo
Hoy en EPA trabajan Nicolás (31) junto a Guido Habegger (28), encargado de la parte comercial, y dos personas que se abocan a la fabricación en la tornería familiar.
“A medida que la gente iba preguntando, fuimos incorporando otros productos. O a medida en que íbamos al campo y pensábamos en que sería útil tal o cual herramienta”, explicó Guido.
Actualmente, tienen toda una línea de caladores de suelo, cucharines destapa semilla, paños para monitoreo, anemómetro, pluviómetros, termómetros para suelo, soportes para tarjetas hidrosensibles, entre otras cosas.
También tienen representación exclusiva en la zona de productos de la marta Tesma.
Solo de barrenos, producen entre 700 y 800 por año “y nos supera la demanda, no logramos hacer stock”.
Los clientes se empezaron a multiplicar, lo que los obligó a mejorar y hacer más eficientes los procesos de producción.
“Vendemos a personas individuales, a empresas a nivel zonal y a todo el país. Somos proveedores de multinacionales, como AGD, Monsanto y Syngenta; también vendemos a los pool de siembra grandes”, graficaron.
Incluso, el año pasado vendieron hacia Chile, Paraguay y Bolivia. También a gran parte de las universidades de Agronomía de Argentina y a colegios de ingenieros agrónomos, con quienes tienen convenios especiales.
A su vez, incorporaron la posibilidad de realizar regalos empresariales, con artículos personalizados que las firmas compran para obsequiar en ocasiones especiales.
Para éstos jóvenes, es un gran orgullo no solo ver crecer su negocio, sino el aporte que realizan.
“Desde que empezamos llevamos vendidos más de 2000 barrenos. Averiguamos cuántas hectáreas se han muestreado con estos y son unas 530 por cada uno, es decir, con nuestros barrenos se llevan muestreadas más de 1 millón de hectáreas”, graficaron.
“Eso nos da orgullo porque más allá de lo económico contribuimos a que se muestreara u millón de hectáreas y eso significa un mejor uso del suelo”, agregaron Nicolás y Guido.
Objetivos para el 2023
Semanas atrás estuvieron en una exposición en Paraguay, donde se encontraron con que hay un importante mercado al que pueden abastecer.
Ese es uno de los objetivos que se plantean para el 2023: “La idea es poder aumentar la capacidad de producción y expandirnos en países limítrofes”.
“Lo vimos en Paraguay, en donde los muestreos lo hacen todavía pala, entonces las condiciones están dadas para que nuestro producto allá se venda”, puntualizaron.
Por ello, adelantaron, la idea es “poder volver a exportar, hacernos fuerte en Paraguay donde estamos vendiendo algo, volver a Chile, y tratar de hacer más masiva la difusión”.
También se encuentran desarrollando y haciendo pruebas para sacar nuevos productos.