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Villa María |

jueves 28, marzo 2024
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Radiografía a la empresa que eligen más de 20 mil personas cada mes

Grupo Roentgen es uno de los centros médicos y de diagnóstico por imagen más importantes del interior provincial. Su director, Osvaldo Paesani, se define como “un trapecista si red” cuando se trata de apostar para seguir creciendo.

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Grupo Roentgen, como tal, nació a principios de los noventa. Pero lo que hoy es uno de los principales centros médicos y de diagnóstico por imagen de la Provincia a donde acuden más de 20 mil personas al mes, se empezó a gestar mucho antes, allá por 1980. 

En el ´83 pisó la empresa por primera vez quien hoy es el Director General. Osvaldo Paesani llegó en aquel año a cubrir unas vacaciones por un par de meses, sin saber que –en realidad- estaba dando los primeros pasos en una compañía a la que luego llevaría a ser de las más prestigiosas, por tecnología, prestaciones y volumen de atenciones, del territorio cordobés.

El, por entonces, Instituto Privado de Radiología, había sido fundado por el doctor Alejandro Gómez, quien luego se convertiría en su suegro.

“Cuando llegué, de Villa María lo único que conocía era Baudino. Yo era médico especialista cuando llegué acá, pero mis residencias las hice en Rosario. Estudié en Córdoba viajaba Rosario y mi parada obligada era la estación de servicios y después seguía. Cubrí unas vacaciones por un par de meses, pero sin conocer nadie acá. Al cabo de 3 o 4 años regresé a la ciudad, me instalé, conocí a mi esposa y tuve una familia”, recordó el esposo de María Alejandra Gómez y padre de tres hijos.

Desde abajo

Osvaldo estudió Medicina en Córdoba. Aclaró que nunca le faltó nada, que su familia era de clase media, pero que, si quería pensar que darse algunos gustos o salir, debía trabajar mientras llevaba adelante la carrera.

“Mi padre participaba en una cooperativa que tenía un camión de recolección de residuos y yo hacía de chofer”, rememoró y contó detalladamente que “lo que pasa es que a su vez me gustaba mucho el deporte y sobre todo el fútbol, y jugaba, y para hacerlo más o menos bien, tenía que tener estado físico, y como estudiaba de día y manejaba el camión de residuos de noche, de 20 a 2, no tenía tiempo de entrenar; entonces la otra manera que encontré fue muchas veces hacer manejar el camión a uno de los muchachos y yo me ponía a correr al lado del camión cargando bolsas… Y yo el sábado volaba en la cancha”.

Antes de llegar a lo que luego se transformaría en Grupo Roentgen, este médico especialista en diagnóstico por imagen tomó una de las primeras decisiones importantes en su carrera profesional: “Fue una decisión personal muy importante. Mis padres me ayudaron, me compré un ecógrafo portátil nuevo, un Toshiba. Pagué apenas un 10%, el otro 90% les dije a quienes me vendieron que me dieran la oportunidad de que trabajé, que se los iba a pagar. Así, empecé a ir a los pueblos del sudeste de la provincia todos los viernes y sábado”.

En aquel entonces “recién nacía el diagnóstico por imágenes, y mi formación nació con eso, de hecho, fui de la primera camada que hizo la residencia y la especialización ya en diagnóstico por imagen”.

Cambiando la historia

Cuando Osvaldo se sumó al Instituto Privado de Radiología se encontró con “dos aparatos de rayos para la época bastante vetusto, y con un ecógrafo muy primitivo, y una radioterapia superficial muy empírica”. En definitiva, no era una empresa de grandes magnitudes.

– ¿En qué momento empezó a dejar de lado la cuestión médica para empezar a tomar decisiones empresariales?

“Aproximadamente en 2001 o 2002. Había que tomar decisiones entre cómo seguir creciendo, apostando. Todo eso se da con un punto de encuentro entre lo médico, lo administrativo y, por otro lado, la situación del país. Me daba cuenta que tenía que lograr mejores resultados con convenios prácticamente en tiempo real, cobrarlo en tiempo real cuando se hacían, porque si no todo lo que podía aportar como un médico era insuficiente, era más importante en la fas administrativa. Fue un punto de inflexión muy justo y los tiempos que nos jugábamos eran claves”.

Osvaldo recuerda concretamente “dos cuellos de botella” que debió afrontar la empresa y que marcaron momentos de superación para Roentgen. “El primero fue en la hiperinflación. Habíamos comprado un tomógrafo computado que era una belleza, único, nuevo a nivel mundial. Lo compramos para Villa María y en ese momento valía 780 mil dólares. Y nos agarró la hiperinflación, era una situación increíble”, enfatizó.

Después, en el 2001 y 2002, la pasamos muy mal. Nosotros habíamos comprado un resonador nuevo en esa época, y la situación se complicó bastante”, planteó cuando ya estaba tomando él las decisiones en la compañía. 

-¿Se sintió preparado para dar el paso de médico a empresario?

“En el 95 había hecho un curso relacionado a Administración de Salud y en el 96, hasta el 99, hice una Maestría en Administración en Salud, lo cual me sirvió bastante para tomar determinaciones, porque muchas veces el médico tiene una mirada muy sesgada de la medicina, que está apuntada principalmente al paciente, y no está mal. Pero hay que estar de los dos lados del mostrador”.

El director general del grupo Roentgen aseguró que tomó conciencia de que la firma dejó de ser de magnitud local para afianzarse como una de las más importantes del interior provincial “cuando veía gente que venía de todos lados”.

“Hasta el día de hoy viene gente de Río Cuarto, Río Tercero y zonas aledañas a quienes les damos respuestas eficientes. Es importante el buen trato y la cordialidad, pero también una atención rápida, un buen diagnóstico. La confiabilidad, honestidad, son valores que Roentgen tiene muy amalgamados en la ciudad”, se enorgulleció.

En el 2016, Roentgen inauguró un flamante Centro Médico de 2100 m2, haciendo una fuerte apuesta a la diversificación, para dejar de ser solamente un Centro de Diagnóstico por Imagen, para ofrecer servicios en salud de forma más integral.

Así, al espacio de calle Entre Ríos 1243 se sumó un gran edificio de seis pisos sobre 9 de Julio 141, donde hubo una importante inversión para dotar de la más sofisticada tecnología internacional a cada rincón. 

Al momento de explicar por qué decidieron invertir en un momento en el que el país ofrecía un contexto económico adverso, Osvaldo resumió: “Porque es la filosofía de la empresa, y mía en particular. Soy un trapecista sin red. Hay que apostar. Y uno apostó a un proyecto que viene desde hace 35 años en mi caso. La idea es siempre seguir creciendo”.

-¿Roentgen creció para responder a la demanda de la ciudad o se prepararon para estar a la altura del crecimiento?

“Me acuerdo hace muchos años, cuando se empezó a hablar de la autopista, en aquel momento dije que, si la íbamos a disfrutar o la íbamos a padecer, dependía de nosotros mismos». 

Porque en el sector salud, como en otros sectores comerciales, veíamos una amenaza muy importante. Esa amenaza existe y va a existir siempre si no damos respuesta a los villamarienses y toda la gente de la región. Si no le das respuesta se van a ir. La respuesta es inversión permanente. En el sector salud hay dos ítems para tener en cuenta que son fundamentales: El más importante es el recurso humano, que es el capital más preciado de esta empresa, y lo otro es el equipamiento. Las dos cosas son importantes y tienen que ir a la par, por eso cuando invertís tenés que invertir en las dos cosas”.

-¿Se pone a pensar en sus inicios? 

“Sí, que loco que estuve. Yo no pensaba en esto. Pensaba en ser un muy buen especialista, para eso me había formado, pensaba dedicarle un tiempo a la medicina, estudiar, tener 15 días de vacaciones en verano, algún congreso y poder viajar. Y de todo eso, nada se dio. Hay un proverbio chino que dice: “Toma lo que tú quieras y paga su precio”. Y yo pagué un precio muy alto. Quité horas a mi esposa, a mis hijos, a mi familia”.

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